Salida Trekking a la «Dona morta» 3/07/22
Fue una ruta dura y cansada, por su propia dificultad sumada al alto grado de humedad que había en el Garraf ese día. Fueron 650 m de desnivel y 13,6 km. Casi todo por senderos y caminos pedregosos.
Iniciamos la subida cada uno a su ritmo, pero todo el grupo pendiente unos de otros. Algunas personas no se conocían de nada, era su primera vez en nuestro Club Deportivo. Claramente se fueron definiendo dos subgrupos.
Es importante generar confianza, y todavía más, la autoconfianza y la convicción a cada uno de los asistentes que son capaces de realizar cualquier reto. Siempre sin forzar, el desafío permanente es con uno mismo, tanto para la ascensión en el monte, cómo en sus metáforas de la vida real. Cualquier mini obstáculo que se supera, proporciona fuerza interior para superar el siguiente.
Es curioso observar que al formarse los subgrupos espontáneamente, por su ritmo, capacidad y forma física, también suelen coincidir grandes afinidades personales. Y con mucha frecuencia en estos mini subgrupos se forjan amistades duraderas que van más allá del ámbito deportivo. Para mí, es evidente que la naturaleza y el deporte nos conecta a todos, y además de forma ordenada y natural.
Cabe destacar el compañerismo que nuevamente se hizo patente en esta ruta montañera, algo dura por cierto.
Una de las siete personas se sintió mal hacia el final del recorrido, y todos los asistentes sin excepción, le ofrecieron su ayuda, sobre todo a nivel emocional. Terminamos como siempre, con fotos y risas, y con caras brillantes de satisfacción y sol. Ahora, con las pilas recién cargadas, volvemos a ilusionarnos pensando en la próxima salida del Club.
Tomàs Aguiló